martes, 30 de marzo de 2010

Luz

-Sáltame
-¿Cómo?
- Que me saltes, rápido.
- No veo cómo, no me enfades.
- ¡jaja! Es fácil hacerlo, sáltame.
- No puedo, nadie puede, por qué me molestaré en hablar contigo…
- Porque ahora mismo soy de lo poquito que te queda, entre otras cosas.
- Ojalá y se apaguen todas las luces para que pueda dejar de verte, no te irás nunca, ¿verdad?
- Me conoces bien, cada centímetro de mi ser se debe a ti, no puedo abandonarte.
- No, ¡no! ¡¡vete!! Déjame, no me acompañes, no te debes a mí, no me debes nada, lánzate al aire como un suspiro maldito, como el agua que no cae del cielo y corre a ahogar a otro fantasma porque yo, aquí, por ti y por tu culpa,me muero. Vete, por favor…
- Por Dios, que ahí viene la dama de Las Camelias…Compórtate, mantén la compostura…A veces me parece que no eres más que una mezcla entre una muñeca Pepona y la cursi de Sissi Emperatriz. Sólo te falta adornarte con nata, Dios, qué subidón de glucosa cada vez que abres la boca…

- Pues si tanto te molesta ya sabes dónde queda la puerta. Largo.

-O corto, depende de cómo se mire. Pero el tamaño no importa, cielo, o eso dicen, así que no hablemos de longitudes ni de medidas, que deberían ser drásticas dados los tiempos que corren…

- Eso, qué bonito…Encima ahora cárgalo todo de dobles sentidos…Por Dios, ¿es que no te basta con ironizarme haciéndome caricatura de lo que yo era? ¿Es que no te cansarás nunca de pisarme los talones, vaya donde vaya?

- Que a tu edad no lo entiendas me preocupa, y mucho. Te pregunto yo ahora: ¿ es que no sabes que no puedo hacer otra cosa, que lo quiera o no, mi piel se cose a la tuya? Me duele tener que explicártelo, pensé que en mí lo leerías y que no me reprocharías el ser tu negra compañía.

- Ahora quién tira del drama, ¿eh? No me vengas con ésas, sabes bien a cuántas otras mentes has engañado con esos argumentos, y de sobra sabes también, que yo no soy tan imbécil como para creer que no haya unión más fuerte que ésta.

-No quiero que me creas, pero ya vienen. Debes tomar una decisión. O avanzas o dejas que te cojan, y te aseguro que ellos no son tan dóciles como yo. ¿Y bien? Los hombres no saben lo que quieren hasta que lo pierden, ¿dejarás que eso ocurra con tu vida? ¿Es eso lo que quieres? Vamos, sáltame.

- Eres la sombra que nunca quise, la sombra de lo infrahumano, no puedo saltarte, no sé cómo pasar por encima de ti. Dímelo, venga vamos, ¡dímelo!: “ no eres ni sombra de lo que fuiste”
Mejor, ¿VERDAD? Ahora que ríes, que te ahogas en tu ironía, déjame que me libere. No puedo saltarte, y lo sabes, no puedo y sin embargo me incitas a ello. No me tientes o buscaré la forma de hacerlo y entonces saltaré. Oh sí, saltaré. Saltaré tan alto que el Sol quemará tu retina al buscarme en el cielo. Saltaré por encima de ti y de cada alma que has devorado, saltaré y me quedaré a solas conmigo, y en mi desprecio, te haré añicos. Palabra, algún día, saltaré. Y entonces será la más amarga y sombría de de tus horas. ¿Qué? Feliz amigo, ¿ya no sonríes?

1 comentario:

  1. Amada mía, pido con todo mi cariño que digas sí a un poco de no realidad.

    ResponderEliminar