viernes, 5 de marzo de 2010

Mu

-¿Qué coño es eso?- exclamó entre la desesperación y las ganas de saltar y despeñarse por la escalera de pupitres del aula magna.

-Creo que está derivando algo… ¿La constante de absorción? No le oigo, ¡por Dios! ¿Eso es mu?

-Se dice ñu- Replicó enfadado

-No, listo, se dice mu- Mi tono era de catedrático pedante.

-Bueno, si eres vaca puedes decir mu todo lo que te de la gana- Me guiñó un ojo para relajar el tono a sabiendas de que estaba pagando su física incomprensión conmigo.

Reí, pero sabía que yo tenía razón. Las chicas-cerebritos-tías buenas, de la fila de delante, se volvieron con cara de asco y una me chistó, “imbécil charlatana que no sabe combinar los colores”, debió de añadir mentalmente.

Él se concentró. Yo no pude fijar de nuevo mi corta vista en la pizarra. Ya no. Miles de “mus” se me antojaron bellos teoremas con los que componer poemas de la vida misma. Porque, todo depende de las cargas y de la piezoelectricidad. Como en el cuarzo, mis átomos vibran con una intensidad igual a la aplicada. Imagina qué me pasa cuándo me miras, tú, que eres dinamita. Hiervo.

Pero Doppler me puede y cabreado me clava su efecto como metralla: “Cambiarás, bonita, tu frecuencia porque tu receptor está en movimiento” Cierto, sabio y puñetero Doppler, mi receptor no para de alejarse. Y yo, que debo de emitir tan mal, que me explico esto desde el poder de los ultrasonidos, me quedo en blanco. Malditas leyes físicas que reducen el mundo a atracciones fatales, repulsiones anunciadas y ondas que no me llevan, por ser una chica material, con ellas.

Tengo otra: la resiliencia de su cuerpo, que se deformaba fácilmente frente a energías fuertes, como yo en mis días más intensos. Qué poco coeficiente de Young que tiene, con lo “young” que es…

Y sale el sol por la montera de tus hombros, bien formados, y se me antoja escalarlos, encaramarme a tu pecho y conformarme medallón. Quiero ser tu Victoria.

Sólo te digo una cosa: LP al cuadrado, que una tiene su límite proporcional a cada estado, y el mío ahora oscila entre líquido incoloro y el rojo sublimado. Aunque algunos días soy bastante…

“Y así, queridos trogloditos y trogloditas, hemos terminado con el temario para hoy, que pasen ustedes una agradable tarde y ya saben, no estudien las ondas, sean las ondas”- Dijo el profesorcillo diminuto, intentando congeniar con los de la primera hilera de futuros suspensos.

Cada vez que el pobre hombre soltaba una de sus frases estilo “be water my friend”, no sabíamos dónde meter la cabeza, si en una trituradora de papel, o debajo de la apisonadora más cercana. Yo lo oía lejana, embebida en mis últimas idas de olla.

- Empanada, vas a desgastar la nada como sigas perdiendo tu vista en ella. ¿Estás?- Dijo mientras se levantaba de mi lado.

- ¿Eh? Sí, estoy, pensaba en esas vacas que deberían decir ñu para darte la razón. ¿Sabes qué te digo?

- Qué

- “A² = K² t² / e4”, muu.


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