jueves, 17 de junio de 2010

De cuando me obsesioné con los sonetos y me creía Unamuno y tenía un blog más melancólico que la armónica de Bob Dylan

En el navío muchos se agotarán
de esperar a llegar a tierra firme.
Cuando lo único seguro es esperar,
la espera desespera y nos exprime.

En el barco el mar es el capitán,
cuyo único tesoro es el salitre.
El mar siempre es tristeza y libertad
cuando sus olas juegan al despiste.

Aquí guardamos el mar en caracolas,
y dentro de su espiral la desazón.
Su libertad se saborea a solas.

Y a solas una es presa de sus olas.
Y a solas me explota el corazón.
Soy agua de soledad que todo asola.

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