jueves, 26 de agosto de 2010

Carlota y los infames ingleses


¡Fuego!- Gritó la capitana Yorgana cuando el flamante buque inglés se aproximaba- ¡Todos a sus puestos, malditos rufianes!

El gato, ronroneando, se paseaba por las tablas del suelo, ya quebradas tras tantos años de pisadas de patas de palo y oleaje. Era el único que parecía tranquilo en aquel abordaje.

Porqué no se limitan a gritar “¡Ah del barco!”, en lugar de machacarse unos a otros- Pensaba Carlota la sirena, sentaba a lo lejos en una roca, cansada ya de ver cómo destrozaban su arrecife de coral.

El ruido de los cañones resonaba en la costa, donde las numerosas cuevas de la playa ampliaban y repetían el sonido. Los pájaros exóticos, salían en bandadas con cada serie de cañonazos y los animalillos corrían despavoridos. “Esto es el fin”- Lloraba Bambi junto a su madre.

Pero de pronto, el atronador estruendo cesó. La capitana, se retiró el parche del ojo, mero toque estético para dar más credibilidad a su papel y contempló al hundido adversario.

Caballeros... ¡Victoria!- Yorgana aulló con todo el aire de sus pulmones alzando el sable de su brazo derecho al cielo. Y justo en ese instante, cuando todo parecía ganado…

“Toc-Toc” ¿Se puede?- Una voz maternal asomaba por la puerta- Tenemos que irnos cielo, despídete ya.

¡¡Joer mamá!!... – Protestó Carlota, a quien no le apetecía dejar de ser la más bella de las sirenas ni abandonar a su amiga “Yorgana” a merced de los infames ingleses…

S.S
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martes, 17 de agosto de 2010

Del mal uso del corazón y las hebillas

Y dame alas, quiero dejar de pisar este suelo porque el que te arrastras. Y quiéreme, que soy sal y lima y fuego en tus branquias. Que no sabes nadar sin mí, ni yo sé salvarte y no puedo hablar, ni cantar ni mirarte.

Y dame alas, corazón, quiero dejar de alimentar alientos muertos. Y pensamientos cansados de esperar, a nadie.

Pensé en ti, “dime algo nuevo”, al pasar por la calle en la que tropezaste y te partiste el labio. La sangre resbaló por tu barbilla y tu manga intentó en vano secarla. Se detuvo sola, al pensar que por ella no volverías a ser besado. Recuerdo a Recaredo, que siempre se reía de tu cicatriz mientras él no recaía en las suyas, que le hacían parecer esa imagen del rostro de Dalí en azul, rojo y amarillo. Sé que te gusta, no te repitas.

Mi mono ciego compone por mí y chilla cada vez que no le hago caso. Sí, tengo un mono de alucine. Y es tan fuerte que a veces, me zarandea como si yo fuera de trapo. No desiste, y creo que es por tu culpa, en parte. Tú me lo dejaste, al fin y al cabo, cuando cogiste carretera y tierra, cuando decidiste ser soldado. Soldado a unas caderas, digo, que parece que hiciste carrera en una armería, de lo bien que se te dio fundirte con el metal de sus pasos.

Y creo que ya puedo correr, mis piernas se unen al galope. No sé a dónde quiero llegar, yo…Miro al Norte. Y la oigo, ¡ahí llega! Claquean sus herraduras, rechinan sus espuelas. Y me escondo, ¡yo me escondo!, y la veo llegar. Y ahí está. Y no sé qué decirte ni a dónde mirar.

“Todos sois iguales”- Atino a murmurar, mientras me alejo del camino, con su cabellera colgada a mi cinto y escucho a tus últimas palabras llorar.


S.S


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miércoles, 11 de agosto de 2010

Consejos fiables para dejar de fumar

Pero para eso hace falta beber solo. Y después rutina. Posar tus dedos sobre el maldito teclado del maldito ordenador como si fuera un piano dispuesto a que lo sodomices con la milesimo-segunda representación del maldito concierto en el maldito FA menor del no menos maldito Bach. Pero ese día me eché a la calle y no me pregunté mas que mierda. La puta furgoneta de delante de la puerta. Abre la puerta de atrás y se va. Como tu última invitación al sexo. Tu me dijiste "fóllame" y yo lo entendí todo al revés. Pero tengo mi excusa. Todas estas noticias siempre llegan cuando estoy borracho, cuando tengo que desconfiar de lo que veo. Y mi cama estaba demasiado sucia, ¿no te habías dado cuenta? La sabana rascaba llena de la ceniza, pelo y miserias que dejé durante 6 estaciones. No quería que trajeses invitados, no me gustó su vino. Pensé en violarte después de que vomitases pero me vine abajo. ¿Para qué? ¿Para qué me perdonases? ¿Para que me dijeras que volviera a hacerlo? Pero salí a la puta calle y pensé que la vida al fin y al cabo era algo mas que un monton de mierda pestilente que se reparte en cada paso. Son dos jodidos montones. Y dije, ¿Por qué no hacer la colada un día tan bonito como este? Y en lavandería había un puto charco de sangre y me manché mi última camisa, pero claro, eso era algo que tu ya sabías. ¿Crees que me comerán las pulgas si no te hago algo de caso? ¿Eh?

sábado, 7 de agosto de 2010

Labios secos

yo era un marica sin barrio
tu una postal sin avión,
mi vida, hay dos velocidades,
ser presa o depredador.

el tiempo que pasé en New River lo pasé colocado
fumando hasta ahogarme, llorando,
masturbándome despacito y escribiendo,
escribiendo mil arboles del amazonas
con muy buena letra.

el tiempo que pasé en Trinidad,
lo pasé rezando mucho, todas las noches,
y vi muchas cosas que quizás
no debería haber visto
pero no conté nada, porque no estaba bien.

yo era un marica sin patria,
tú una carta sin olor,
mi vida, hay dos velocidades,
que me quieras tú o que te muerda yo.

martes, 3 de agosto de 2010

Ecce Hommo

Os mola el rollo dejado, ¿eh nenas?. Sí, esa mirada perdida, de emporrado, esa cara huesuda, y el cuerpo flaco de yonki. Ese brillo de sudor sucio en el cuerpo y el pelo con más grasa que una freidora de Mcdonalds…

Hmmm, os entiendo, es pura evolución, la hembra siempre busca al macho fuerte y genéticamente mejor dotado para perpetuar la especie y no puedo imaginar mejor aporte de ADN que el de un bala perdida con el físico de un fideo mareado en calimocho.

¿Entonces? ¿Qué tiene él? Le sobra tela para vestir, eso sí. Mírale, con esas camisetas que parecen de un hermano mayor obeso, y sin mangas, y unos pantalones con cabida para tres mil quinientos pañales, dime, ¿qué le ves? ¿Es el aura de María que le envuelve? ¿Es esa pinta de chulo que no tiene ni medio asalto? Sí, tiene que ser eso o el pendientito de vaca que lleva en la oreja (o su versión en la nariz, el culmen del sex appeal).

Oh sí…Ya lo veo, la elección queda entre él o el del al lado, el amiguito cachas, chulito playa. Éste sí que no merece explicación, se entiende todo con sólo mirarle. Ha cambiado el aro de vaca en la oreja, por un pseudo-diamante y el sudor sucio por el aceite de coco en el torso. Por lo menos éste parece potable, salubre, y tiene carne entre el hueso y la piel.

Así que, nena, ¿dices que éste de aquí es el que te pone febril? No me río, no, perdona, es que me cuesta creer que la libido soporte esa imagen. Pero tendré fe y pensaré que lo que te llena es “la belleza interior”. Sí, la gran conversación de tus dos amigos me lleva a pensar que es el gran intelecto de estas dos grandes mentes lo que buscas.

Y no es que yo sea un Séneca, pero mi perro parece Stephen Hawking a su lado. Creo que me voy, han pasado de hablar del apasionante mundo de los garitos de Torrevieja a la trepidante ciencia del tunning.

Me bajo aquí, que tengáis buen viaje, princesas de cuentos sobre arena y mojitos costeros…

S.S