lunes, 10 de enero de 2011

Amor

Eyaculé sobre el plástico amarillo del envoltorio de aquella hamburguesa, no por ruindad, no por rebeldía, simplemente no tenía otro sitio en donde eyacular. El semen no se llegó a confundir con el ketchup, formó una película por encima y no se mezcló. Ella se había ido dando un portazo y a mi me dio igual.

En el televisor seguían discutiendo. Yo me recliné hacia atrás, hice lo que todos hacemos, suspiré, me sentí culpable, pedí perdón a Dios. Y recordé. Recordé con obscena nitidez ese momento en que una mujer (cualquier mujer, toda mujer) se quita un sujetador, con delicadeza inocente, medida y obligada y por un momento en el universo su cuerpo deja de ser el de Venus y pasa a ser una mortal, una persona a la que mirar cada cara. Una embestida corta y fugaz que la ruboriza. Y ya lo ha hecho y solo quiere escapar o hablar del tiempo. Y te mira y comprendes que es un animal indefenso.

En algunas culturas el amor es asunto de deidades, de sacrificios. Nosotros creemos en algo terrenal, sucio y sórdido. El alivio de la imperfección. La seguridad de la última carta. Ella se había ido dando un portazo y a mí me dio igual. Eyaculé como de costumbre y luego me recliné hacia atrás.

Sus tetas eran solo un monumento a la banalidad del ser humano, al arte entre bambalinas, a la opinión fuera de guión. Sus tetas eran la verdad y el resto, no sé, obligaciones. Cuando volvió a las tres horas y media yo seguía en el sofá, cansado y aburrido y con el miembro fuera.

Se sentó a mi lado y me miró pausada y triste. Dejamos de lado las pieles y nos vimos tal y como éramos. Permanecimos hasta casi las cuatro de la mañana así, mirándonos y descubriendo nuestras tristezas, feos, católicos y sentimentales.

6 comentarios:

  1. Provocas una extraña sensación de amor-odio con tus escritos. De hecho, varios de ellos te ha hecho cosechar alguna fan que habitualmente nos lee.

    A mí, el amor-odio me lo provocas incluso, en el mismo texto, según que línea esté leyendo.

    Eres curioso, DD.

    ResponderEliminar
  2. Como no voy a provocar amor/odio si siempre escribo sobre niños, lo más bipolar que hay.

    En cuanto a la "fan" puedes darle mi número de teléfono, mi e-mail y mi dirección postal (no miento) y me encantará hablar del tiempo y la condición humana con ella e incluso hacerle un relato donde sea la protagonista. El libro para padres-que-quieren-a-sus-hijos con su cara pegada en el cuerpo de un astronauta se paga aparte.

    ResponderEliminar
  3. Ella es más de figurar en folletos de "chica perfecta" y en manuales de "cómo ser polímata en el siglo XXI", pero le hará la misma ilusión. Hazle precio de amiga.

    ResponderEliminar
  4. Lo de las tarifas es negociable pero no puedo cantarle a lo desconocido. Debería conocer al menos su color de ojos, su talla de sujetador o su canción de Nacho Vegas favorita. Si no le gusta Nacho Vegas que se abstenga directamente de hablar conmigo para nada. Si le gusta sí, ya dije que la pusieras en contacto. No soy tan antisocial como pudiera parecer ¡que tengo tuenti y todo eh!.

    Es mi primera y única fan, no quiero agradecerle nada, solo quiero preguntarle ¿POR QUÉ?

    ResponderEliminar
  5. BTW, yikes, mi madre siempre dice de mí que soy un polímata pero con la acepción larga. Está algo senil, sí.

    ResponderEliminar