lunes, 29 de agosto de 2011

Cuéntale a Sabina

Tengo frío y sueño también. Y te echo de menos. Y te odio a veces.

Y te estamparía la palma de la mano en la mejilla y luego te la curaría con besos.

Luego es luego, poco después de que termine la primera acción.

No puedo dormir, porque acabo de gritar al espejo que te quiero, que te quiero y no puedo evitar el pensar que no te soporto cuando analizas cada fibra de mí cuerpecito para darnos cuenta de que no brilla. No, no brilla.

No brilla y algunas absorben toda la luz. Y así te dejo a oscuras a veces. Y me voy dando un portazo, con ira, con indignación del que no ha sabido defender bien su verdad. Porque contigo no sé defender mi verdad en algunos momentos, cuando es o la tuya o la mía. Cuando no caben las dos, cuando no hay una nuestra…

Así que ando saqueando una nevera a la que ya no le queda nada de alcohol. De algún lado tengo que recibir el calor que tú no me darás esta noche. Y dando tumbos entre pensamientos miro a un lado, intentando pensar algo claro.

No sé, creo que tener a Sabina sentado en mi cama, cantándome canciones de malas mujeres, golfos y canallas no ayuda.

Le pregunto a él: no sabe qué contestar, fuma tocando una guitarra sin cuerdas.

De pronto para y suelta: “Por la noche es probable que el viento sea variable, que me quieras… y luego te arrepientas”

No recuerdo el motivo por el cuál él está más ebrio que yo, pero sigo insistiendo y le vuelvo a preguntar. Me mira y pone una media sonrisa, luego sigue tocando. Le escucho, no me queda otra, con tal de no seguir pensando.

Hila, improvisando, frases de sus canciones, con un ritmillo sencillo de fondo. Vuelvo a preguntarle, comienza una batería de versos:

- ¿Por qué me pasa esto?

- “Porque una casa sin ti es una emboscada, el pasillo de un tren de madrugada, un laberinto sin luz ni vino tinto...”

- No lo entiendo… ¡¿Quieres ayudarme?!

- “Yo solo quería ser libre. No tener que dar explicaciones. Y creo que, más o menos, eso lo he conseguido”

- Sí, lo has conseguido, has conseguido no darme ninguna explicación. ¿No tienes corazón? ¿No quieres que nos llevemos bien?

- “Me basta con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo, tu fiebre, tu dueño”

- ¿Crees que he hecho mal?

- “Dijo: hola y adiós, y, el portazo, sonó como un signo de interrogación…”

- Lo pillo, he salido de forma brusca…

- “...y tú no te perfumes con palabras para consolarme”

- No perfumo, ni consuelo nada… Tú eres el rey del desamor y del amor de ceniza, creo que eres mi compañero de borrachera por eso, porque me tienes que ayudar a entender lo que ha pasado esta noche y porque eres…Eres mi mejor amigo, Sabina...

- “Amo el alcohol, pero detesto a los borrachos…”

- … Yo no estoy borracha…¿No te había preguntado algo?

- “Pruébame dijo el veneno, ámame como odian los amantes”

- ¿Viene con el pack? Odio porque amo…Espera, espera que la habitación me da vueltas y no puedo teclear tan deprisa todo lo que está pasando…

- Te diré más: “A ti que has detenido con un beso el reloj, a ti que me enfermas, a ti que eres mi envenenada medicina”

- EL problema es la solución, ni contigo ni sin ti, la sarna que con gusto no pica (pero enferma igualmente)…

- …“A ti que aún no sabes los besos que te caben en la boca, a ti que has comprendido que a veces el olvido se equivoca…”

- No debo olvidar…

- “A ti que has dirigido la flecha de Cupido a mi costado”

- Mea culpa…(¡hip!) Estoy llorando y riendo al mismo tiempo...

- “A ti que has preferido vivir como si nada fuera eterno, a ti que has compartido conmigo una almohada en el infierno”

- …En lo malo, ha estado a mi lado…

- “A ti que me has ganado con un naipe marcado la partida, a ti que te has colado en el coto privado de mi vida”

- …Y no sabría ni respirar sin él…

- “A ti te estoy hablando, a ti, que nunca sigues mis consejos, a ti te estoy gritando, a ti, que estás metido en mi pellejo”

- Tú en el mío, creo que empiezo a darme cuenta de que no eres real. Pero sí, seguiré tus consejos, los que he entendido…Madre, qué mal voy…¿Por qué estás aquí, Sabina?

- “El tequila de los solitarios sabe mejor contigo, mademoiselle”

- Yo sólo he bebido cerveza, amigo, mucha cerveza y creo que algo de vino que había por ahí…

- "El whisky y la cerveza tambien son hijos de Dios"- Dice sin cantar.

- Vale...Y ¿ahora?

- “Le debo una canción y algunos besos que valen más que el oro del Perú”- Sigue cantando

- Sí, le debo…Un mundo por lo menos...

- “...y la besé otra vez, pero ya no era ayer, sino mañana”…

- ¡Le besaré mañana!

- “Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena”

- No puedo huir, no debo huir…

- “Sólo le pido en esta noche a Dios, que cierre la muralla al miedo, la violencia y el rencor, que gane el beso su batalla”

- Mi batalla…

- “No le ofreció la luna, le dijo sólo: quédate conmigo no hay fortuna que valga el corazón que te daré"

- Sólo puedo ofrecerle mi persona, a mí sólo…

- “Sé que mañana otra vez tus ojos me esperan. No tengo tiempo para enfangarme con el pasado. Qué difícil intentar salir ilesos de esta magia en la que nos hayamos presos…”

- Mañana…Mañana…Y tenemos que dejar de hablar de ayer, sólo mañana…He hecho el idiota…

- “Idiota: El novio de mi novia, el futuro novio de mi hija, lo que nadie cree que es, lo que somos casi todos”

- Sí, somos idiotas… - Tocando así yo también la guitarra sin cuerdas, cantándole ahora al músico, le sigo la corriente- Y…como tú dices: Hasta las suelas de mis zapatos le echan de menos… El paraíso: cielo de su boca… Y cuando duermo sin él, con él sueñoMás triste que un torero al otro lado del telón de acero, así estoy yo, así estoy yo, sin él. Porque ¿sabes, Joaquín?, Prefiero la guerra con él, al invierno sin él. , Y yo me muero de ganas de decirte que me muero de ganas de decirle que le quiero."- Paro de tocar y cantar cuando no recuerdo más frases del autor y empiezo a dudar si las que se me ocurren son de Serrat o de otro- ¿Te volveré a ver?

- “Sabrás que dejo todo si tú me dices ven”

- "Gracias por haber venido a abrigarme el corazón"- Me despido de él, con el ritmo por él marcado…

- “A ti que estás llorando ahí, al otro lado del espejo, a ti que no te debo, más que el empujón de anoche que me llevó a escribir esta canción” ¿Me llevas de vuelta, princesa? - Me ve dormida, él se levanta-Ahora duermes la mona, y al mono le toca irse a pata…Maldito zoo…Hay que joderse...

S.S


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miércoles, 3 de agosto de 2011

Vida

“En Siberia hace frío porque los sentimientos pasan sin abrazarse, sin hacer roce los unos con los otros.”

Eso dice la señora que yace tumbada, a metro y medio de la camilla que me interesa, junto a la que me hallo. Dice que quiere que le pasen al supervisor, que su billete está estropeado y ya de paso que venga el camarero, que su copa de tinto hace tiempo que se acabó.

Se divierte mientras afirma que los bárbaros están apunto de ahogar el país en la ruina, y que los zapateros deberían concentrarse en arreglar suelas. Porque “en la guerra dábamos valor a la vida”, repite sin cesar a la enfermera que le enchufa el suero, o al celador que empuja su cama para llevarla a repetir alguna placa. También gusta de comunicar sus ensoñaciones a gritos, con esa voz ya ronca por la enfermedad que desconoce su mente senil. “¡Dile al niño que deje de botar la pelota, ya me ha roto dos jarrones!”

Yo la miro, a escondidas, porque alguna vez me ha visto observándola y me ha mirado a los ojos, asustándome hasta límites infinitos. De vez en cuando, sus pupilas fulguran, y su mirar se torna consciente. Y entonces, al hundirte en el negro enmarcado por sus azules iris, puedes ver cómo palpitan un millar de historias, que recuerda sólo a ratos.

Giro la cabeza y miro a la camilla de mi interés, la que me tiene aquí anclada, a la espera de una señal divina o no, que me haga saber porqué somos caducos, marchitables y frágiles.

Y miro en los suyos mis ojos, que son míos gracias a su existencia, y entonces no puedo evitar pensar que la vida es dulce, ácida, sufrida y bonita. Y sabe a carbón y a piedras y a veces, a hierbabuena. Y veo cómo su “él” le acaricia la mejilla y los cabellos, y cómo le habla con dulzura, después de una vida a su lado, aunque sabe que ella, su “ella”, ya no tiene fuerzas para contestar. Y entonces, yo, siempre escéptica, me vuelvo una creyente empedernida, defensora del género humano y de sus amores, de sus fuerzas y virtudes.

Y me veo ahí, con todos, la loca adorable, mis ellos y yo. Y abro los ojos, como siempre en estos casos, para pensar por un tiempo en que los finales son felices, cuando se ha escrito un buen guión, aunque sean finales. Así que sonrío mientras les miro y les quiero.

Me invade entonces una sensación de energía, eléctrica. Se cierra una era. Una generación. Avanzamos. Hoy he subido un peldaño, sin tropezón. Adiós… Adiós…


S.S

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