sábado, 30 de junio de 2012

Ostrás son ostras


¿Sabéis qué? Sí, estoy ebria. Un poco. Pero es que el vino blanco a mí nunca me ha sentado bien.
Cerebro, te amo. Pero en estos momentos me eres totalmente innecesario. ¿Por qué? Porque quiero saltar descalza el chorro de esa fuente tan elegante y tú me lo impedirías con mil pretextos lógicos y razonables.  

Sin más, te quiero, y eres vital para mi existencia, pero a veces me ahogas con tu gran inteligencia y me complicas, bastante, la vida. Y por eso, aunque repito que te quiero, tengo que prescindir de tus servicios por esta noche. El sabor de las ostras, y del marisco sabes que me vuelven muy snob y repelente. Y es entonces cuando deseo apagarte, dejarte "off ".

No sé cómo acabaré esta noche, sin tacones ya ,  adiós cerebro, adiós, adiós. 

S.S Shhhhhhhhh!!!

2 comentarios:

  1. Quizás lo haya imaginado todo, con sus protagonistas,los que yo quiera.

    V

    ResponderEliminar
  2. Wiiiiiiii!!! Creo que a esto me refería antes (soy la borde que te ha criticado antes u.u). Este texto es más... caótico, irreverente; pero a la vez tiene unidad temática y cierto toque de originalidad irónica que llama mucho la atención.

    ResponderEliminar